26 Febrero 2016
El principal origen de estas dolencias suele ser la forma en que nos sentamos frente al ordenador, la mala posición del cuello y la cabeza, así como de los brazos y muñecas mientras tecleamos. Las zonas más castigadas son: cuello y hombros, zona lumbar, zona dorsal y cabeza.
En más de un 60% de los casos, estos problemas se deben al diseño incorrecto o las malas condiciones del mobiliario de trabajo. De ahí, la importancia de la correcta elección de las mesas, sillas, paneles y sistemas de archivo con los que equipamos las oficinas.
Pero no nos olvidemos, es también muy importante que sepamos adaptarlos a nuestras propias dimensiones y actividad, regulando todos los elementos que nos permitan para así poder adoptar una postura correcta.
La postura más saludable
Cuando permanecemos mucho tiempo en una postura incorrecta, la columna vertebral pierde su alineación natural causando dolores, fatiga y tensión muscular.
La higiene postural y la ergonomía son eficaces para prevenir estas dolencias. Lo primero que debemos hacer es sustituir la postura estática por la de estar sentado en movimiento activo
Según Ofita, la higiene postural y la ergonomía son eficaces para prevenir estas dolencias. Lo primero que debemos hacer es sustituir la postura estática por la de estar sentado en movimiento activo. Para ello, el respaldo debe permitir cierta flexibilidad, moviéndose en pequeños ángulos sobre una posición fija.
Además, será importante que cambiemos de postura frecuentemente, evitemos los giros parciales, porque es mejor girar todo el cuerpo a la vez; y nos levantemos y andemos un poco cada 45 minutos.
Para ello, la silla es uno de los elementos de la oficina más importantes; nos fuerza a mantener una postura correcta y a que la circulación sea adecuada, y es muy importante que respete las curvaturas normales de la espalda y, en definitiva, que se adapte a la persona.
Más en detalle, hay 7 requisitos que, según Ofita, debe cumplir una silla saludable:
- Debe adaptarse a su usuario y ser totalmente regulable.- La silla tiene que permitir la regulación de altura del asiento, del respaldo, para que permita un apoyo lumbar correcto; y de los reposabrazos. Además, facilitar la movilidad y el giro. Que la altura del asiento haga posible el apoyo de los pies en el suelo, sin apreciarse una presión excesiva en la parte inferior de los muslos, cerca de las rodillas.
- El respaldo debe garantizar que la espalda se apoye correctamente.- Ha de posibilitar que adoptemos una posición erguida, ayudando a que apoyemos el tronco en su totalidad y, sumamente importante, que descanse el área lumbar. Gracias al esfuerzo en investigación que realizan las empresas punteras, se están desarrollando soluciones cada día más innovadoras para solucionar este tema. Por ejemplo, en el modelo Iroha de Ofita, los brazos y el apoyo lumbar forman un elemento conjunto, de forma que cuando el usuario posiciona la altura correcta de los brazos, el apoyo lumbar se sitúa a su vez en la solución óptima. Por otra parte, el respaldo no debe ser demasiado ancho en su parte superior para que no reste movilidad a los brazos, ha de disponer de cierta curvatura, visto lateralmente, para adaptarse a la forma de la espalda; y se recomienda la posibilidad de regular en altura el respaldo o, en su defecto, la regulación del área más saliente de la curvatura lumbar del respaldo, de modo que la altura del apoyo lumbar varíe entre un rango de al menos 6 cm.
- Profundidad del asiento.- La regulación de profundidad de asiento es importante para que personas de distinta estatura se apoyen cómodamente en el respaldo.
- Que sea segura.- Las sillas de trabajo deben ser giratorias y sus bases han de estar dotadas de 5 radios para evitar su vuelco. No debe suponer riesgo en ninguna de las posturas “límite” que pueda adoptar el usuario: desde la posición de sentado en el borde delantero del asiento, con el cuerpo inclinado hacia delante, hasta la posición de máxima inclinación hacia atrás del respaldo. Un desplazamiento fortuito de la silla en el momento en que el usuario va a sentarse podría ser peligroso; para evitar esto existen sistemas de ruedas “autofrenadas” que no avanzan cuando no hay nadie sentado en ellas.
- Que permita una posición sentada dinámica y se adaptate a los movimientos del usuario.
- Los reposabrazos deben ser regulables.- Sirven para dar apoyo y descanso a los brazos y antebrazos; un buen apoyo reducirá la sensación de fatiga en el área cervical. Su longitud debe ser algo menor que la del asiento para que no nos impida acercar la silla a la mesa. Además, deben ser gruesos y no deben tener bordes agudos. Es muy interesante que la anchura del brazo sea también regulable y que puedan girar para que el usuario pueda colocarse en distintas posiciones.
- Que tenga un asiento mullido.- Mullido pero no excesivamente blando. Los bordes delanteros han de disponer de una curvatura adecuada para no oprimir la pierna por su parte inferior y no obstaculizar la circulación de la sangre.
Más información en www.ofita.es
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