Ésta es una práctica cada vez más habitual y supone al día de hoy, según los datos que ofrece el último estudio del Internacional Conference on Consumer Electronics (ICEE), en torno al 10% del mercado total de tóneres en Europa, Oriente Medio y África. Sin embargo, los resultados finales que las compañías esperan de estos cartuchos distan mucho de los que a la postre obtienen.

En ese sentido, las impresiones realizadas con tóneres compatibles no siempre cumplen unos mínimos requisitos de calidad: los documentos pueden salir de la impresora descoloridos, mostrar rayas o presentar manchas. ¿Qué significa esto? Que hay que volver a imprimir la página. Por todo ello, este tipo de consumibles está muy lejos de ser un elemento de verdadero ahorro.

De hecho, el instituto alemán independiente TÜV Rheinland ha realizado un estudio para constatar las diferencias entre tóneres compatibles y originales. Durante la investigación, en la que se utilizaron doce equipos FS-C5250DN de Kyocera, se imprimieron simultáneamente diferentes documentos utilizando los dos tipos de consumibles.

Como era de esperar, los compatibles no ofrecieron la misma calidad, fiabilidad y rendimiento que los cartuchos originales. En concreto, los tóneres originales ofrecieron hasta nueve veces más fiabilidad en las impresiones respecto a los compatibles.

Entonces, llegados a este punto, ¿cómo saber si el tóner que estoy comprando es original o no? En el caso de los de marca Kyocera es sencillo, ya que cuentan con un holograma que cambia de color al trasluz.

¿A quién no le ha sucedido que tras imprimir en casa documentos importantes se percató que el tóner era de mala calidad, al encontrarse con borrones o rayas en las impresiones? Pues exactamente lo mismo es lo que ocurre en nuestra empresa cuando no utilizamos los tóneres recomendados y certificados por el fabricante, y todo por ahorrarnos unos céntimos que al final se convierten en gasto.

Resulta fundamental tener en cuenta que el ahorro derivado de la utilización de consumibles más baratos suele obligarnos a volver a imprimir nuestros documentos, por ilegibles o bien por presentar borrones; además de la cantidad de tiempo, papel y energía que tiramos a la basura al pretender economizar.

Para aquellas empresas que lo están pasando mal con la crisis y que buscan mil y una formas de ahorrar, existen recetas más efectivas, como por ejemplo solicitar a los empleados no imprimir en color documentos internos, evitando así un mayor gasto; e imprimir siempre a doble cara.

Pero además de nuestro bolsillo, la salud de los trabajadores y del entorno también sufrirá los efectos de utilizar tóneres compatibles. Recordemos que este tipo de consumibles suele emplear sustancias nocivas como mercurio, cadmio, plomo y níquel; así como tintes que pueden liberar partículas cancerígenas.

En ningún caso se puede asegurar que no contengan componentes peligrosos para nuestros empleados. Solo los tóneres originales Kyocera pueden demostrar que no están elaborados con elementos nocivos para nuestra salud y la de nuestros empleados, ya que han pasado duras pruebas tanto internas como externas; estas últimas llevadas a cabo por institutos independientes.

Por tanto me pregunto, ¿es tan importante el ahorro a corto plazo como para arriesgar la salud de nuestros empleados? La respuesta, en todo caso, debe ser no. Y por si esto fuera poco, el estudio de TÜV Rheinland certifica, además, que los tóneres originales Kyocera producen hasta un 58% menos residuos que los compatibles, lo que supone que utilizar tóneres falsos no solo contiene elementos nocivos perjudiciales para la salud, sino que su uso también daña nuestro entorno.

Por todo esto creo que cualquier CIO o responsable de TI, debe saber que optar por tóneres falsos es más que contraproducente: se trata de pan para hoy y hambre para mañana. Sin ir más lejos, y más allá de los costes y desventajas de toda índole que hemos repasado, recordemos que cualquier fallo en la impresora causado por consumibles no originales no está cubierto por la garantía del fabricante. Dicho de otro modo: al utilizar este tipo de consumibles puede exponer a un potencial gasto de miles de euros al tener que reparar el equipo o incluso tener que comprar uno nuevo.

(*) Isabel Fernández es Responsable de Comunicación de Kyocera Document Solutions