El resto tiene que conformarse con sólo una o dos opciones, de menos velocidad y a precios más caros. Esto lo afirma la CMT, en su último informe sobre la situación competitiva en España.

Que los tiempos están cambiando, no cabe la menor duda. Hoy en día nadie se sorprende si alguien plantea que, a la hora de comprar una casa, los anuncios deberán de ser más completos, ofrecer más información. Por ejemplo, no sólo deberían indicar sus medidas de superficie, el número y distribución de sus habitaciones, la potencia eléctrica contratada, proximidad de estaciones de Metro y de autobuses, etc. Dada las necesidades que impone una sociedad cada vez más interconectada, desde ya va siendo necesario puntualizar a qué central telefónica corresponde la vivienda y cuál es la situación competitiva de la zona en banda ancha. De ello depende que el nuevo morador tenga acceso al mejor ADSL o cable, que pueda elegir entre más de una propuesta a los precios más atractivos, que no esté condenado a la velocidad más baja o que tenga la posibilidad de contratar televisión digital.

Y es que aquellas ofertas correspondientes a cualquier zona donde no haya casi ninguna de esas opciones, irán perdiendo atractivo y valor. Esto es lo que indica el último informe de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) sobre la situación competitiva de la banda ancha en España. Es la segunda vez que lo hace. En la anterior evaluó con datos de diciembre de 2007; los de hoy, son de junio de 2009. Desde entonces las operadoras alternativas de ADSL han reducido algo sus precios en indirecto. Lo que no han aumentado demasiado es su cobertura con acceso directo.

Una conclusión indica que se ha mejorado algo, pero la situación sigue siendo negativa: casi seis de cada diez habitantes viven en las llamadas zonas menos competitivas. Según las cifras del regulador, sólo el 41,4% de las líneas de teléfono está situado en zonas de competencia óptima. El resto, el 58,6%, está en las "zonas menos competitivas o no competitivas". La buena noticia es que en el primer informe esta cifra ascendía al 62,6%.

Sobre el papel, las implicaciones de esta distinción parecen limitadas. Para la CMT, una zona competitiva es aquella donde hay al menos tres operadoras ofreciendo productos de banda ancha con red propia. Es decir, Telefónica y dos operadoras de ADSL que den acceso directo con equipos propios en las centrales del ex monopolio -Orange, Jazztel o Vodafone-, o una de éstas y una compañía de cable -Ono, Euskaltel, R, Telecable...-. Además, se requiere que la central tenga un tamaño mínimo de 10.000 pares de cobre. Las zonas no competitivas son las que carecen de estas dos condiciones.

Pero esta diferencia tiene consecuencias más allá de la evidente falta de elección. Para empezar, hay zonas donde la única oferta es la de Telefónica. La otra opción es que el ex monopolio esté acompañado de una operadora de cable o de una compañía de ADSL que se dedique a revender los productos de Telefónica, lo que se conoce como acceso indirecto. En el primero de estos dos casos, los precios no varían porque las operadoras de cable tienen las mismas tarifas y velocidades en todas las zonas donde operan. No sucede lo mismo con las telecos de ADSL, que suelen tener dos modalidades de productos, una para acceso directo y otra para indirecto. Las famosas ofertas de 20 megas a precios reducidos son exclusivas del acceso directo, así que los clientes de las zonas no competitivas tienen que conformarse, en el mejor de los casos, con productos que son más baratos que los de Telefónica, pero entre un 10% y un 57% más caros que los que estas mismas compañías tienen en las áreas de competencia, según la CMT. Tampoco las velocidades son las mismas, sino más reducidas, y tener televisión digital también es más complicado.

En el informe de la comisión se ve con nitidez la diferencia de rivalidad que hay entre las distintas zonas. En la parte competitiva, los rivales de Telefónica se hacen con la mayoría de los clientes, de forma que el ex monopolio tiene una cuota más reducida -del 38%, 18 puntos por debajo de su media nacional- y a la baja. En las zonas no competitivas, en cambio, Telefónica tiene una cuota del 69,3% y al alza, dos puntos más desde el último informe. Hay centrales donde el dominio del ex monopolio roza el 89%.

La compensación entre unas zonas y otras hace que la cuota de Telefónica en banda ancha se haya mantenido muy estable en el tiempo. Tenía el 56,5% del mercado nacional a principios de 2007 y conservaba el 56,1% en junio de 2009. De ahí que, pese a la fuerte competencia en algunas áreas y a la presión comercial, la CMT considere remarcable que Telefónica no haya bajado sus precios. Lo que sí ha hecho, destaca el regulador, es incrementar las promociones temporales o geográficas, con descuentos hasta del 20% en el segundo semestre de 2009. Este comportamiento le permite competir con los descuentos en las zonas donde hay rivalidad sin tener que reducir los precios donde está casi sola.

Las dos ciudades con más competencia de España en lo que respecta a a concentración de personas y oportunidades de captar clientes deberían ser Madrid y Barcelona, pero el informe indica que no es así. Telefónica tiene mucha rivalidad de operadoras de ADSL, pero falta el complemento del cable, que prácticamente está desaparecido. En las dos urbes más importantes, el cable no supera el 9% de la cuota. Esta tecnología está más presente en ciudades como Valencia, Bilbao o La Coruña. A eso se suma la competencia de las telecos de ADSL y se crea un frente común contra Telefónica. De ahí que el ex monopolio tenga su cuota más baja en las poblaciones entre 100.000 y un millón de habitantes.

Más uniforme es la extensión de la banda ancha móvil, que llega con homogeneidad a todas partes. Para la CMT, sin embargo, es más una tecnología complementaria que sustitutiva de la banda ancha fija.