Pablo Romero

Estamos en plena zona de turbulencias económicas. Estas andan generando dentro de las compañías, entre otras muchas, tensión y preocupación. Pero la experiencia nos dice que las zonas de turbulencias se acaban tarde o temprano, y una vez superadas, el avión sigue volando con normalidad. En estas “situaciones de turbulencias” caben dos posibles reacciones que nos llevan también a consecuencias muy distintas.

Sentiremos mucho más las turbulencias y nos generarán mucha más preocupación si distraemos nuestra atención de nuestro trabajo y nos dedicamos a mirar por la ventanilla buscando no se sabe qué, a la vez que con el rabillo del ojo escrutamos la reacción de otros viajeros tratando de buscar alguna razón, excusa, o explicación a los movimientos bruscos del avión.
Por el contrario, las notaremos menos si nos mantenemos al 100% ocupados y preocupados por hacer lo mejor posible nuestro trabajo, con una atención constante a los objetivos de la compañía y a los nuestros propios, e innovando en los procesos y forma de trabajar para ser más productivos y eficientes.

Lo que estamos diciendo es que la gestión de tiempos es un eje central para que la compañía sobrepase estos momentos de crisis y esté en las mejores condiciones cuando la tempestad amaine.

El reto de administrar mejor nuestro tiempo pasa por tener claras las prioridades de nuestras compañías, ya que la mejor gestión del tiempo pasará inexorablemente por un proceso de discriminar las tareas de mayor valor añadido de las que no lo son. Necesitamos poner “foco en lo importante”. Todos los que tenemos responsabilidad de dirección tenemos más que nadie este gran reto: saber identificar esas prioridades, transmitirlas en tiempo y forma, y actuar en consecuencia, no distrayendo a nuestros equipos con temas menores.

Por otro lado, la mejora en la gestión de nuestro tiempo requiere de una dosis extra de creatividad, innovación, esfuerzo y atrevimiento. “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo” decía Albert Einstein.
El impulso tecnológico aparece también como una de las claves para ganar en eficiencia y productividad. En este sentido, las herramientas informáticas y de sistemas de información deben jugar un papel protagonista en los planes estratégicos de las empresas como elemento crítico para alcanzar los nuevos objetivos.