27 Febrero 2012por Nelson Bravo, director Canal, Marketing & Consumo de Lexmark Ibérica
Cuesta un poco recordarlo ahora, pero los inicios de la impresión doméstica estuvieron sujetos a aquellas limitaciones físicas de “un ordenador --- una impresora”, que en el caso de las primeras oficinas se ampliaba en ocasiones a “varios ordenadores --- una sola impresora”.
Los trabajos de impresión se encargaban exclusivamente desde el ordenador de cada uno, conectado a la impresora ¡por cable! Y en la mayor parte de las oficinas, la única manera de imprimir un documento desde un ordenador ajeno era copiarlo en un diskette e introducirlo físicamente en el otro dispositivo.
Si hubiera que considerar cuáles han sido los principales avances en el mundo de la impresión, no podrían olvidarse hitos como la llegada de las redes inalámbricas, los formatos de archivo admitidos, el color, la imagen o, desde luego, un uso más optimizado de la tinta y las campañas en beneficio del uso más racionalizado del papel (que en Lexmark hemos puesto en marcha con nuestro lema Print Less, Save More).
Pero quizás entre todas, la más importante sea la desaparición de esas limitaciones físicas. Algo que en su día se consideró imposible, pues las innovaciones en el sector parecían ir en la dirección de mayores calidades, mejor consumo… pero manteniendo siempre la dualidad ordenador --- impresora. Y, en efecto, ese concepto básico no ha cambiado: para imprimir un documento sigue siendo necesario un dispositivo del que parte la orden hacia la impresora. Lo que ocurre es que ya no tienen que estar limitados a una ubicación fija.
En los últimos años, la informática ha ido adquiriendo un carácter crecientemente móvil, con el auge primero de los portátiles y posteriormente de los tablets y smartphones. El puesto de trabajo no está ya limitado a la mesa de la oficina. Las plantillas están en movimiento incesante, y cuando salen, se llevan la oficina con ellos.
El problema era que no podían llevarse su impresora. ¿O sí podían? Incluso en un mundo donde el formato digital se va poco a poco imponiendo al papel, e incluso a pesar de la necesidad de seguir una política racional de impresión de documentos, imprimir sigue siendo una tarea necesaria que puede surgir en cualquier momento y lugar.
Por eso el sector de la impresión ha trabajado activamente para desarrollar soluciones y aplicaciones que permitan encargar estas tareas desde dispositivos móviles; no hablamos únicamente de portátiles y conexiones Wi---Fi, sino de tablets, smartphones, blackberries que, por medio de soluciones como Lexmark Mobile Printing, liberaban al trabajador del uso del ordenador de mesa para obtener la copia en papel. Sin embargo, se podía llegar todavía más lejos, y esto es lo que se ha conseguido gracias al Cloud Computing.
Una vez se han superado las reticencias en el terreno de la seguridad que han supuesto el mayor obstáculo para su implantación masiva, más y más usuarios, tanto en el terreno particular como corporativo, están optando por esta solución. No podía ser de otra forma si se considera que muchos de estos usuarios, sin ser plenamente conscientes de ellos, ya estaban utilizando soluciones en Cloud tan populares como Facebook, YouTube o Hotmail.
En Lexmark sabíamos que el Cloud se convertiría tarde o temprano en parte integrante de la nueva oficina. No sólo eso: sabíamos que iba a ser uno de sus elementos clave en su desarrollo, a la hora de multiplicar capacidades y posibilidades de gestión y control, y todo ello con una inversión mínima. Sus ventajas en funcionalidad son innegables: gracias al Cloud, la impresora desaparece y, al mismo tiempo, se multiplica.
La nube permite el alojamiento de soluciones que, aplicadas a cualquier equipo de impresión situado en cualquier lugar, lo convierten en apto para imprimir los documentos que se le envíen desde un dispositivo móvil. No importa el escenario en que el usuario se encuentre; cualquier impresora que haya en las proximidades puede convertirse en su impresora, lo cual lleva al máximo nivel el concepto de movilidad.
Este uso del Cloud en el sector de la impresión corporativa añade igualmente la ventaja para las empresas de aumentar la capacidad de su flota de impresoras sin necesidad de incrementar su número de unidades, ni de invertir en nuevas infraestructuras de TI. También les ofrece la posibilidad de gestionar los trabajos que se envían desde todas ellas, creando informes de impresiones clasificados por tipos de usuarios, grupos y dispositivos.
Por paradójico que suene, esta nube de impresoras permite controles más exhaustivos que los viejos dispositivos conectados por cable, que a su vez han facilitado a muchas empresas información útil para ahorrar papel, o incluso reducir su número de impresoras. El Cloud no sólo añade la impresora a todo el equipo ofimático que llevamos con nosotros allá donde nuestro trabajo nos lleve; también nos permite utilizarlo de una forma mucho más sencilla, rápida y racional.
Nelson Bravo es director Canal, Marketing & Consumo de Lexmark Ibérica
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