Todos los espacios de trabajo cuestan dinero, así es que todo espacio vacío es un agujero en las finanzas. Sin olvidar que muchas veces el problema no sólo estriba en que el espacio pueda estar vacío, sino que suele ser utilizado apenas un 50% del día laboral; menos incluso en algunas empresas.

Si a esta situación le agregamos el elevado coste de la compra o alquiler de oficinas y la situación económica que estamos atravesando, se comprende perfectamente la reticencia que muestra la mayoría de las tesorerías a la hora de considerar nuevas inversiones en este sentido.

Reducir la superficie de la oficina se presenta como la salida más indicada. ¿Pero cómo?. Aunque las interrogantes se acumulan, como fondo parece obligado plantearse una mejor redistribución de los espacios de trabajo, una reubicación de equipos de uso común (caso de las copiadoras), o bien optar por ocupar menos espacios; es decir, mudarse a oficinas más pequeñas, que siempre es una apuesta arriesgada.

Y lo es, porque no suele encontrarse fácilmente un sitio con características similares al original. Además, muchas veces el peso de la tesorería exige mudarse a áreas urbanas que no siempre son las más idóneas para la imagen o los fines de la empresa. La decisión no es fácil.

¿Entonces, por qué no considerar la salida que suponen los Centros de Negocios (o “business center”, en su acepción inglesa)?

Definidos como espacios empresariales privados para profesionales independientes, emprendedores, delegaciones o empresas pequeñas, cuyo objetivo principal es aprovechar el espacio y la puesta en común de algunos servicios, están teniendo un impacto cada día mayor en nuestra economía.

Su valor es la inmediatez y la ausencia de inversión y, además, se trata de espacios compartidos por varias empresas y equipados con todos los componentes físicos, tecnológicos y humanos que necesitan para llevar a cabo su actividad diaria.

El sector de los business center surge de forma simultánea en Europa y Estados Unidos a comienzos de la década de los años setenta, debido a las necesidades de flexibilidad de alquileres y espacios que demandaban los empresarios para desarrollar sus actividades empresariales. Es en ese momento también, cuando surge la necesidad por parte de los directivos internaciones, de contar con lugares donde trabajar durante sus viajes de negocios. Ya se habían desarrollado grandes cadenas hoteleras, agencias de viajes, grandes grupos de restauración, etc., pero no se habían creado espacios físicos de trabajo. Para los directivos, el dónde y el cómo trabajar no tenía solución hasta que se crearon los centros de negocios.

Cuatro décadas más tarde y en el actual escenario económico, los centros de negocios desempeñan un importante papel, fomentando la creación de nuevos proyectos empresariales, ofreciendo alternativas renovadoras al mercado laboral, y apoyando el espíritu emprendedor que, en épocas de crisis, debe ser más dinámico.